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martes, 20 de marzo de 2007
Cómo comprar por internet y presencialmente
domingo, 18 de marzo de 2007
Carta a Norma
Es claro que hay sitios y personas y circunstancias en las cuales es imposible encontrar la espiritualidad, por más que esas personas y sitios y circunstancias sean “Made in East”. Obviamente no es posible encontrar la espiritualidad en las pruebas nucleares del gobierno indio como un gesto de desafío a Pakistán por el crónico conflicto de Cachemira, ni en el último gran encuentro entre el anterior Primer Ministro indio y el presidente George W. Bush. Tampoco en el nuevo Primer Ministro, Manmohan Sighn, quien fuera el arquitecto de las reformas neoliberales poco espirituales a comienzos de la década pasada y que ahora seguirán con la privatización de las petroleras, la aerolínea nacional y los bancos. Y por supuesto, de ninguna manera en las filas del recién triunfante Partido del Congreso que ha gobernado casi ininterrumpidamente entre 1947 y 1996, que posa con un discurso laico y progresista pero que nunca ha alterado el sistema de castas.
Para ser honesto, hay una larga lista de sitios en los cuales no hay espiritualidad: los buses de dos pisos fabricados al estilo inglés y conducidos al estilo colombiano, la inflación en aumento pues el espíritu todavía no cotiza en la bolsa, ni en las técnicas quirúrgicas occidentales que también usan algunas mujeres en India para embellecerse. A propósito, durante mi segunda semana en India fue capturado un prestigioso cirujano quien reconoció haber practicado más de 60 cirugías de riñones de manera ilegal; si vendes uno de tus riñones querida Normita puedes hacerte entre 400 y 800 dólares, que es una fortuna para mucha gente en la India espiritual. A la citada captura le siguieron investigaciones en 14 hospitales.
Hay gente optimista, pero la espiritualidad es algo más que optimismo, ¿o no? Un viejo de 70 años tiene un puesto de jugos de frutas en una calle de Mumbay (Bombay), Mumbay tiene 18 millones de habitantes y la India mil millones; el puesto de jugos, donde solo sobreviven 5 naranjas se llama “National Juice Center”, eso sí que es optimismo o humor negro o mala leche, pero no es espiritualidad, la espiritualidad debe ser algo más profundo. Traté de pensar que el silencio es espiritual, como el silencio de Suecia, pero en Suecia la gente no es espiritual sino callada. Tal vez, pensé, en India haya otro tipo de silencio, pero la verdad no hay ningún tipo de silencio: ¿cómo puede alguien meditar entre millones de almas apretujadas en el tren como esclavos y viviendo peor que las vacas? En India, el hacinamiento no es un problema social, es una norma urbanística. Así que la vía espiritual aquí parece que rechaza la meditación reflexiva y solitaria, quien quiera meditar en ese estilo de las películas tiene que irse a Suecia.
Pensé que la clave podría ser la comida, ya sabes que los de la Nueva Era dicen que somos lo que comemos, y a mí me encanta el cerdo. Decidí probar con la comida, pero toda es picante, comerse esas cosas que harían sonrojar a un mexicano es un acto de masoquismo o a lo sumo de sacrificio penitente o estoicismo, pero nada de espiritual. Además, luego me enteré que el 47% de los niños sufren algún grado de desnutrición, y no precisamente porque sufran de anorexia como las modelos de las revistas sino por falta de comida. Mientras hay gente muriendo de hambre en India, otros en su nombre prohiben consumir proteínas y ciertas comidas en restaurantes “indios” en Europa, así es la vida. Mira Normita lo que dice un experto: “De los 830 millones de hambrientos, una tercera parte vive en la India. Sin embargo, en 2000 el gobierno indio tuvo un excedente de 60 millones de toneladas de granos para consumo humano, la mayor parte de las cuales se pudrió en los graneros. En lugar de dar ese excedente a los hambrientos, el gobierno tenía la esperanza de exportarlo para obtener divisas. Incluso cesó de comprar granos a sus propios agricultores, dejándolos en el desamparo. Los agricultores, que quedaron endeudados por haber comprado costosos fertilizantes químicos y pesticidas, se vieron forzados a quemar sus cosechas. Algunos consumieron los pesticidas para acabar con sus vidas. Al mismo tiempo, el gobierno indio compró grano a Cargill y a otras corporaciones estadounidenses, pues la ayuda que el país recibe por parte del Banco Mundial estipula la obligación de hacer tales compras. Esto significa que actualmente la India es el mayor importador del mismo tipo de granos que exporta”
Se suicidaron por fracasos económicos sin que la espiritualidad los socorriera. Pero dejemos la comida de lado y su fe en las vacas y vayamos a lo nuestro: la espiritualidad. Ésta no está definitivamente en las urbes, Mumbay no huele a espiritualidad: no hay “olor a santidad” como diría mi abuela Isabel, no, en India huele a mierda, a física mierda. No tienen alcantarillados ni agua potable y puedes ver miles y miles de casitas de cartón y latas a la orilla de tren que atraviesa la ciudad, miles y miles de personas en condiciones de absoluta miseria y sin esperanza alguna. Pensé que podría estar en la tolerancia entre hindúes y musulmanes. En Guajarat (hace dos años), hordas hindúes mataron 2.000 personas y destruyeron miles de casas como represalia por el ataque musulmán a un tren de fanáticos en el que murieron 50 personas. Y bueno, lo que te diga de tolerancia en Cachemira es lo mismo pero peor. Pensé que la espiritualidad tal vez estuviera fuera de las urbes, en el campo, donde huele a campo, es decir a mierda pero de vaca. Pues resulta que me junté con un líder campesino de allí que me explicó algunas cosas de la India espiritual rural: el sistema de castas, por ejemplo, ese que la profesora Pepita me enseñaba en la escuela primaria todavía existe. Tus amigos antropólogos y posmodernos supongo que aceptan las castas: es parte de la cultura. La gente vive dentro de la noción de castas, sufren dentro de la noción de castas, se casan dentro de las castas y todas esas consecuencias son poco espirituales. Prácticamente, todos los partidos políticos dependen de los poderes regionales que a su vez dependen del sistema de castas.
Incluso, en algunas zonas existe la “prima note” o como se llame. ¿Recuerdas la película esa “Brave heart” (corazón valiente)? Pues lo mismo pero a lo indio: la primera noche de la boda, ella tiene que dormir, bueno, no exactamente dormir sino dejarse violar por el terrateniente del lugar o por alguno de sus hijos. Poco espiritual la costumbre.
Tal vez la espiritualidad podría ser encontrada en los contrastes. El contraste que más me afectó es, por ejemplo, los hoteles cinco estrellas y al lado las casas de los pobres. En el aeropuerto conocí una chica suiza que regresaba asombrada luego de la boda de su amiga india ex compañera de estudios en Londres. Y yo creo que para asombrar a un suizo en eso del lujo y el dinero hay que tener bastante. Pero ese contraste tampoco nos lleva a la espiritualidad. Tampoco creo que sea espiritual la pobreza misma. Los padres Agustinos parecerían millonarios al lado de estos pobres hambrientos, además de que la pobreza de ellos, los últimos, no es ningún tipo de opción, como en el caso de los primeros, sino una imposición. No hallé ni prácticas reflexivas sino vendedores callejeros, no encontré introspección y silencio sino sistema de castas, no encontré espiritualidad sino miseria, injusticia y desesperanza. Tal vez la culpa la tiene Marx pues yo leí en algunos de sus libros su idea de que la religión es el opio del pueblo y la tengo tan interiorizada de tal manera que no puedo ver la espiritualidad y en cambio me pongo a perder el tiempo pensando en luchas de clases y cosas de esas. A veces voy más allá y digo que la cultura es la excusa del pueblo (y de los antropólogos).
Es más, el pacifismo de Gandhi tampoco fue tal: justificó claramente la guerra contra el nazismo (como debía ser) y el uso de la fuerza militar para expulsar a los portugueses de Goa, lo cual podrá ser justo y legítimo, pero no pacifista. A propósito, evité ir a Goa a buscar la espiritualidad luego de que me explicaron que además de ser un sitio turístico muy bonito es también el principal centro de prostitución infantil de la India, donde algunas de las niñas son iniciadas en la prostitución luego de amenazar a la familia con el poder de una diosa que, para más señas, demanda de sus seguidoras ser esclavas sexuales y empezar temprano en la vida, temprano quiere decir a los 8 o 9 años.
Para mí, como bien lo sabes, una cosa es Occidente y otra es la modernidad. Voltaire no es un jugador del Real Madrid y el Contrato Social no es Menú de McDonalds. Un comunista chino criticaba todo lo que tuviera sombra de Occidente e igualaba capitalismo y Occidente, como si Marx hubiera nacido en Sri Lanka y Engels hubiera crecido en Filipinas. La física de Einstein hizo la bomba pero también la medicina nuclear, aunque primero estuvo el invento de la pólvora: un aporte de la milenaria y oriental China a Occidente. Los periódicos locales indios están llenos de las historias de los noviazgos de los actores y actrices de fama y de la moda de París, con lo cual lo espiritual, si existiese, parece tan extraño a la propia India como a los occidentales.
Te escribo esta segunda parte de la carta desde Holanda, ahora vivo en Delft, una ciudad entre La Haya y Rotterdam. Pues resulta que la tal espiritualidad esta por aquí. Tú sales de la estación central del tren en Amsterdam, sigues derecho unos 300 metros y luego doblas a la izquierda, como el que va directo al barrio rojo, pero antes de ver las tiendas llenas de dildos y revistas porno, doblas como el que va para el muelle y allí está “El Himalaya”; es un restaurante donde creen que están en India, huele tanto a incienso que un día van a morir de sobredosis y sólo sirven cosas verdes como si fuera una granja de conejos. Las paredes están llenas de carteles de lo que debería ser la India espiritual, no la India “de pobres” que yo visité; adentro hay estatuas con mujeres de seis brazos y unas pinturas de seres con malformaciones congénitas, sí, porque ¿cómo más llamar a un ser que en vez de una nariz tiene un moco de un elefante? Pues comen como en una finca, huelen como en un ritual de semana santa y cobran como si estuvieran en New York. Cada vez me convenzo más de que hay un tipo de depresión y una forma de espiritualidad que es lujo y solo posible en Europa. No es lo mismo hacer yoga en Calcuta que en Londres. Oriente fue solo una colonia más: Gran Bretaña era dueña de India y Holanda de Indonesia. La India espiritual no existe, fue creada en Hollywood. Y la India real fue creada por los ingleses, el capitalismo local y el mercado agrícola internacional. Es decir, ambas Indias, la real y la soñada son “Made in West” (hechas en Occidente) Mandala no es lo mismo que Mandela; en el “Himalaya” un Buda vale 12 euros y la guía para la felicidad tan sólo 20 euros.
Yo sé lo que es occidentalizarse, más o menos lo he visto en las calles palestinas, pero creo que no existe “orientalizarse” como palabra, pero sí como moda de la espiritualidad. Es algo así como “incienzar” el ambiente, ponerse un falso tercer ojo en la frente, no consumir carne por respeto a los derechos “humanos” de las vacas, comer callado y maldecir pasito. No existe alguien a quien podamos llamar un “indio puro” pero sí hay occidentales purificados en el falso orientalismo: eso sí que es asimilación (te lo digo yo, que soy de profesión inmigrante). Ya sé que no me crees 100%, desconfiaría si lo hicieras, por eso te propongo una próxima cita en Mumbay o en Calcuta o en Nueva Delhi, para mostrarte que no miento, que una cosa es el sueño y otra la dura realidad de Oriente.
Pero bueno, esta carta no era para hablar de política ni de colonialismo sino para saludarte. Tal vez busqué en las calles más inadecuadas, de las ciudades más inadecuadas, del país más inadecuado: India, un país donde la pobreza no es virtual y se visten con esas ropas que parecen sedas porque son las más baratas del mercado. India, tiene 13 satélites en órbita y 800 millones de personas en la miseria. Creo que más que energía espiritual, a esos millones de pobres les gustaría tener la occidental energía eléctrica. El desarrollo de la red de trenes fue hecho pensando en exportar no en construir un mercado nacional. Ahora el Banco Mundial financia trenes para lo mismo. Son trenes que no van en la vía de la espiritualidad. Tal vez oriente está en otro lado. Total, para los indios su oriente es lo que nosotros llamamos occidente, esas cosas del relativismo que tanto te gustan. Bueno, un beso desde Delft y que la paz sea contigo. Tu amigo de siempre y desde todas partes,
Víctor de Currea-Lugo. Delft, Holanda, 2004
lunes, 12 de marzo de 2007
Muy mono
Monos hay por toda India, en todos los tamaños y colores, los de esta ciudad son los que más miedo me dan, quizás sea un miedo irracional pero es verdad que muerden y atacan. Vienen a los balcones y ventanas a por comida, se llevan y comen de todo, medicinas, dinero, etc.
El dios Hanuman es muy reverenciado, simboliza la nobleza y el coraje, es el amigo de Rama en la historia del Ramayana, cuando este se adentro en la selva para rescatar a Sita.
Pero yo dudo de la nobleza de los monos....
lunes, 15 de enero de 2007
Kumbh Mela 2007 - Allahabad
Este año es el Kumbh Mela en Allahabad, tranquila ciudad a 3 horas por carretera desde Benarés. Dura todo el mes de enero hasta mediado de febrero, se celebra cada 7 años en diferentes ciudades sagradas de India, Nasik y Haridwar entre ellas.
Dice el diario que casi 20 millones de peregrinos y cofradías religiosas o akhara de toda India se han reunido estos dias para bañarse en aguas sagradas, el snan o abluciones, en el Ganges.
He estado varias veces en Allahabad y la verdad, es una ciudad que no decepciona nunca, es más tranquila que Benarés y al mismo tiempo tiene el atractivo del río. Como Darjeeling, con los años me gusta cada vez mas visitarla.
Hay una gran profusión de peregrinos estos días en Benarés, que vienen a bañarse en el Ganges como antesala al Kumbh Mela de Allahabad. Pero no todos, solo los que tengan determinado apellido. A los demás podría darles mala suerte. :-)
Después de los 3 baños principales los grupos de babas han empezado a volver y muchos estan esperando en Benarés el festival Shivratri, que este año cae el 16 de febrero. Para los que tengáis trenes pasando por Allahabad, contad con varias horas de retraso debido a la seguridad y registros de trenes por la policía. Hubo amenazas terroristas musulmanes, pero todo ha discurrido con tranquilidad hasta la fecha.
Una reflexión personal, es al ver a tanto baba apostado junto al río en Benarés, cúanto han cambido estas gentes también. Me decía un amigo indio, mira a los babas de nueva generación, con el reloj de oro, el móvil en el bolsillo, cuenta en el banco y para pasar el mes, vendiendo substancias ilegales a los turistas.... No, no todo lo que reluce es oro, y muchos se apuntan a este festival multitudinario como un juego, no algo sincero.
Recogido de un diario digital, www.20minutos.es,
Rostros henchidos de felicidad emergían de las aguas sucias pero sagradas del Ganges hoy en Allahabad, donde millones de ascetas de largas melenas enmarañadas, yoguis, santones y familias enteras de peregrinos de toda la India se dieron cita para uno de los rituales hindúes mas multitudinarios y festivos.
La fiesta comienza durante la noche, bajo el brillo de la "luna nueva de los santos", y alcanza su apogeo al nacer el día, cuando comienzan las procesiones de cientos de miles de ascetas o sadhus de las 13 órdenes más importantes de la India, que compiten en esplendor con sus caballos, camellos, estandartes, carrozas y vehículos de todo tipo engalanados camino de la ribera del Ganges.
En esta pequeña ciudad del estado norteño indio de Uttar Pradesh confluyen las aguas del Ganges y el Yamuna con las del mítico Saraswati, donde según la creencia hindú cayo una gota de néctar de la inmortalidad de una vasija disputada por dioses y demonios.
De esa batalla mitológica nació el centenario Kumbh Mela, o festival de la vasija, que cada seis años celebra una edición intermedia en Allahabad, el actual Ardh Kumbh o media vasija, y cada 12 la convierte en receptora de la mayor peregrinación religiosa del mundo.
Aunque ha habido quejas por la suciedad del agua y el escaso caudal que han obligado a las autoridades a abrir compuertas de una presa kilómetros más arriba para evitar un boicot del festival, la mayoría de los peregrinos no duda en zambullirse, nadar, incluso en beber de las aguas del Ganges, que empapan sonrisas contagiosas y desatan bulliciosos gritos de alegría.
"Es inútil sugerir que no se beba, es agua sagrada, una cuestión de fe", según explica un oficial que vigila la ceremonia desde una torreta, quien admite que a él tampoco le han disuadido los residuos industriales que tiñen de un color turbio el río más sagrado de toda la India.
Durante toda la jornada, hasta que el Sol se pone siguen los desfiles ruidosos y alegres de sadhus, muchos de ellos ancianos, en sus ropajes de tonos azafrán hasta la arenosa ribera, por un camino preferencial que da al "sangam" o punto exacto donde confluyen los ríos, mientras el resto de peregrinos los observan y acompañan hasta el agua.
Comenzó el pasado día 3 y durara un mes y medio. Una legión de policías vigila, da aviso de personas perdidas por altavoces y anuncia la siguiente "akhara" o secta de ascetas en descender en procesión, en un orden establecido por las autoridades para evitar disputas ocurridas en el pasado, sobre todo entre miembros de los grupos más "guerreros".
Se colocan estacas de bambú en los pocos metros de ancho de agua habilitados pata el gran baño ritual que impiden que la masa humana se desborde e inunde el río.
Unas 12 millones de personas se bañan en el Ganges en este día. El festival del Ardh Kumbh que comenzó el pasado día 3 y durara mes y medio. Se han levantado tiendas de campaña para cuatro millones de personas.
Hay un trasiego constante de gente yendo y viniendo del "sangam" con sus cosas a cuestas y bultos humanos cobijándose, aliviándose, comiendo o durmiendo en cualquier sitio.
Todos los colores, olores y sabores de la India están presentes en Allahabad, una ciudad llena de tenderetes de frutas y dulces, guirnaldas para ofrecer al Ganges, tinturas para el rostro, alhajas, estatuillas o retratos de dioses, mantas para el frío y vasijas de latón o simples bidones de plástico para que los fieles puedan llevarse de vuelta a casa un poco de agua del sagrado río.